Las aventuras de Tamal-Man y su secuaz el hombre empanada.

La historia de todo gran héroe comienza con una gran tragedia. Mirando Nepomuceno era un joven atractivo adicto a las rosquillas, su fantasía sexual era eyacular litros de merengue mientras un trío de rosquillas apapachan su miembro sexual. En fin, este buen hombre trabajaba vendiendo tapas para inodoros. Era un fiasco aquel negocio, el 99,98% de la población ya posee una tapa para su inodoro, sus clientes consentidos eran un par de adictos al crack que usaban las tapas de inodoro como Frisbee, además de un Ruso homosexual que video grababa a Mirando mientras instalaba la tapa del inodoro, después de ello le ofrecía sexo caliente con miel y mucha saliva, pero nuestro héroe se abstenía por amor a su dignidad.

Un día como cualquier otro en Cojapolís, nuestro joven, audaz, ignorante, precoz y sudoroso amigo se preparaba para deleitarse con un delicioso tamal de mole del restaurante líder en comida mexicana (de hecho el único) Doña Chole Tamales Inc. Después de mal lavarse las manos y humedecer su boca con un gargajo, Mirando se devoró el tamal mucho más rápido que el orgasmo de un unicornio (2,4 segundos, pertenece al Record Guiness de ‘A nadie le importa’). Y a continuación pidió otros cinco tamales más, y luego de una hora otros ocho, así sucesivamente hasta que lo tuvieron que sacar del lugar. Le salió gratis la cena a aquel fulano, pero su ano pasaría una noche terrible, llorando litros y litros de sangre con mole. Los chinos hubieran creído que fue un festival de fuegos artificiales y lucha en lodo (no es difícil confundir el lodo con la mierda). Vaya masacre.

Al día siguiente Mirando amaneció con una faceta diferente, se sentía más pesado, menos deprimido y muy muy sabroso. Era mitad hombre y mitad tamal, pero aún no lo había averiguado, no hasta el anochecer cuando se miró al espejo y no vio al mismo perdedor vende inodoros de siempre, sino que vio a un hombre dentro de una botarga de tamal. (Les diré lo que ocurrió científicamente, el estomago de Mirando no se atrevió a soportar tantos tamales, entonces simplemente los añadió al resto del sistema, modificando la estructura genética de un hombre común, corriente y miserable). –¡Soy un tamalote! ¡Y estoy bien sabrosote!- cantaba Mirando Nepomuceno con alegría. Tendría que hacer algo con aquella apariencia. ¡Que mejor idea que luchar contra el crimen! Tamal-Man, el nuevo súper héroe comestible. (En aquel mismo momento en la BBC de Londres unos ejecutivos hablaban sobre nuevas ideas que podrían optar para nuevas series originales; Richard Nalgason se puso de pie y dijo que sería una buena idea hacer una comedía sobre un tamal parlante que luchaba contra el mal en vano, todos aplaudieron primero y después lo abuchearon, Richard fue despedido inmediatamente y moriría de un paro cardiaco una semana después por culpa de una prostituta obesamente obesa).

Mirando necesitaba un disfraz para su nueva identidad. Busco en la basura un poco de material y construyo una hoja de tamal hecha de periódico. –¡Que Belleza!- piropeándose a si mismo. Necesitaba un arma poderosa, busco minuciosamente entre los cajones de su pestilente cocina, no pudo encontrar nada útil, entonces regresó a su habitación para tomar prestado el Látigo (usado en los juegos sadomasoquistas) de su abuela, aquel que había olvidado en su última visita.

-Chan chan chan chan, Tamal Con Pan!- decía con valentía Tamal-Man mientras se subía en el Tamal Móvil (toda la sociedad mundial considera al tamal-móvil un tamal con ruedas, pero no es así, el Tamal-Móvil es un vocho (el primer Volkswagen) repleto de parches contra abolladuras y sin techo, una obra de arte para cualquier chatarra).

Así que allá iba Tamal-Man, desafiando las leyes de la velocidad, golpeando criminales, salvando prostitutas de una violación inevitable (pero que clase de idiotez), ayudando a ancianas a cruzar la calle (aún cuando estas golpean con la bolsa diciendo: ¡No quiero cruzar la calle! ¡Déjeme en paz!). Todo era tan hermoso que no podría ser verdad. Y no era verdad. Mirando Nepomuceno amaneció en el hospital general de Cojapolís, completamente devastado, con muchas heridas, contusiones y sin recuerdos. El doctor le dijo que una banda de maleantes lo había golpeado sin piedad, después lo arrastraron por toda la ciudad, lo echaron a un palenque, lo hicieron rodar por la bajada empedrada y finalmente lo llevaron a una conferencia sobre la importancia del sexo anal en los canguros. ¡Vaya tortura!

Mirando salió del hospital (después de pagar una suma de dinero altísima, ya que llevaba más de dos meses dormido en el hospital) y La Depresión le pegó muy fuerte (La Depresión es una anciana señora que padece de sus facultades mentales y que golpea a la gente, que sale del hospital, creyendo que son testículos peludos gigantes devora-hombres).

Después de escapar corriendo Mirando llegó a su Café-Internet favorito, un sitio afrodisiacamente asqueroso y vulgar con olor a cascara de banana podrida y semen de perro. En aquel sitio Mirando solía mirar su pornografía favorita y mensajearse con el amor de su vida (su prima Giselle de 74 años; el resto de la historia es tan asquerosa que tendría que escribirla con vomito para que diera resultado). En fin, aquella tarde se sentó en la misma computadora de siempre y pasaron 24 minutos antes de que un asaltante ingresara en la tienda, armado y alborotado pidió a los clientes que se quitaran su ropa interior y que la depositaran lentamente en la canasta que iba a poner en el suelo. (El nombre del atacante era Jeremiah Machalaca, era un sicótico obsesionado con el olor de la ropa interior ajena, su pasatiempo era coleccionar los residuos que encontrase en las prendas intimas [así es, guardaba vellos pubianos, semen seco o accidentes menstruales, traten de reprimir su guácareo] [Lo sé, Cojapolís esta repleta de dementes, la vida es difícil]).

El problema surgió cuando Mirando le afirmó al violento Jeremiah que él no usaba ropa interior, esto ofendió al chico con la pistola así que decidió asesinarlo sin más ni menos prisa, pero de pronto, se escucho un cantico angelical que presentaba a un héroe más:

“Oooh, ¡¡Empanada!! ¡¡Que preciosada!!”

-¡Que maravilla!- dijo el hombre del mostrador –¡Es el chico Empanada que viene a salvarnos!-.

Hubo un silencio profundo.

Un chico vestido en botarga de Empanada de picadillo (¿Cómo diablos sabes que es de picadillo y no de queso?) Bueno, pues suelo asumir que era de picadillo (¿Y si algún vegetariano lee esto no crees que le hará enfadarse) Da igual, ¿Por qué te preocupas? Solo eres el chico que escribe los paréntesis (¡Ah! Solo eso, te maldigo, te acusare con tu madre) No por favor, te lo imploro, no te metas con la urraca. (Tu te lo búscate patán y charlatán, estoy en huelga, no habrá paréntesis en mucho tiempo para usted jovencito). Carajo.

En fin, una jodida botarga de empanada entro en el Cyber-Café, roció a Jeremiah con su pistola de salsa picante e inmediatamente murió enchilado. El resto del personal y clientes aplaudieron y ovacionaron al Chico Empanada (NO HAY PARENTESIS HASTA NUEVO AVISO). Mierda.

Los ojos de Mirando Nepomuceno brillaron de alegría al presenciar aquel gran acto heroico, inmediatamente fue al baño del sitio para transformarse en Tamal-Man, tardo media hora porque uno de los mojones del baño cobro vida y reto a un duelo al Tamal, la batalla fue húmeda y pestilente pero justa al final, el Mojón se atoró en un meadero y desde ahí Tamal-Man lo asesinó con la mente. Y con un destapa-caños enorme. Después Tamal-Man y el chico empanada se unieron para luchar contra el mal.

El chico empanada le conto su trágica historia: Cuando tenía tan solo 5 años de edad y su padre lo violaba, Jimeno García pensaba en su platillo favorito, las empanadas de huitlacoche que le hacía su tía Berta (¡Lo ves! No eran de picadillo; Yo tenía razón y tú eres un imbécil). Después de cada violación Jimeno corría a casa de su tía Berta a comer el delicioso manjar en forma de sonrisa. Lo disfrutaba a cada bocado, era feliz, hasta que un jueves entró sin tocar a la casa de su Bertita, y lo que vio lo traumatizaría para siempre, su tía Berta estaba en pleno acto sexual con un africano fortachón, el africano le introducía tres empanadas a la monstruosa vagina de Berta. Vaya asco. Jimeno vomitó sangre y huitlacoche por resto de la semana. Después de aquel suceso Jimeno se alejaría lo más posible de las empanadas, lo hizo bien por diez largos años hasta que cayó de nuevo en el vicio. Todo gracias al restaurante Doña Chole Empanadas Inc. El mejor restaurante de empanadas de Cojapolís (el segundo mejor en comida mexicana después de Doña Chole Tamales Inc.; [si lo sé, la huelga terminó, hay poco dinero y con eso de la crisis]). Ahí fue donde el accidente ocurrió, en una hermosa noche Jimeno estaba dispuesto a hacerle el amor a Doña Chole con una empanada, pero algo malo ocurrió en la cocina, se escucho un fuerte chillido, la Olla Express estaba a punto de estallar, ¡¡Cataplampaspumchoskuuuum!!, Jimeno tuvo que proteger a Doña Chole de tanto calor, así que se lanzó (tipo la película del Guardaespaldas pero sin la música de Whitney Houston) evitando que el calor diera en la humanidad de su amada cocinera. Finalmente el DNA de Jimeno se mezcló con el caldo de empanada y esto dio lugar al chico Empanada.

En el presente, los Súper Amigos comestibles merodeaban la ciudad en el Tamal-Móvil, en busca de peligro (lo más cercano que habían logrado era callar a un perro que estaba ladrando muy fuerte y no dejaban dormir a los inquilinos de un condominio). Lo que nuestros héroes no sabían era que alguien los espiaba.

Era una mujer. Con los Chachoculares de Alta tecnología esta dama espiaba a nuestros valientes novatos desde la punta de un rascacielos de tres pisos (era el edificio más alto de Cojapolís, patético, lo sé) ¿Alguien tiene una idea de quien era esta misteriosa mujer? Era nada más y nada menos que ¡¡Doña Chole!! La multimillonaria sex simbol de la comida Mexicana. ¿Pero porque espiaba a nuestros héroes? Al parecer planeaba quitarles sus respectivos poderes (es decir sus respectivas botargas), estaba muy enfadada por haber perdido a sus más fieles clientes Jimeno García y Mirando Nepomuceno (con los cuales había hecho una fortuna llenándoles el estomago). Tenía un siniestro plan llamado: “El siniestro plan para quitarle los poderes a Jimeno García y Mirando Nepomuceno, mis clientes más fieles que deseo engordar de nuevo”. El plan consistía en arrojar guacamole marciano a los respectivos rostros de nuestros héroes bastardos. Justo cuando el Tamal-Móvil pasaba por debajo de Doña Chole se vertió el aguacate mortal, el tiempo se redujo, el chico empanada gritaba un ‘Nooou’ muy grave mientras Tamal-Man oprimía un botón que hacía explotar el Tamal-Móvil. El chico empanada era inmortal gracias a su cubierta cremosita repleta de grasa que lo protegía, pero Tamal-Man era más mortal que Richard Nalgason.

Todo Cojapolís salió aquella noche a observar la hoja de tamal hecha de periódico y embarrada en sangre. (Que feo final). Aquí no termina. (Menos mal).

Todos miraron al cielo y observaron como Mirando Nepomuceno les sonreía desde la punta del rascacielos, había empujado a Doña Chole unos minutos antes. (Diablos, pero ¿Cómo?, no lo vi venir). Al parecer la inteligencia de Mirando Nepomuceno era más sobresaliente de lo que pensábamos (un genio subestimado, suele ocurrir). Horas antes de salir a luchar contra el crimen, Mirando Nepomuceno había construido una replica exacta de si mismo en una botarga de Tamal, ahora nadie estaría confundido y todos irían a casa de Jeremiah Machalaca a recuperar la ropa interior que les habían robado.

Vaya!! Un final feliz!.

No, no es feliz, en casa de Jeremiah Machalaca había una bomba, todo explotó, y al día siguiente la Atlántida se hundió. Siglos después los dinosaurios regresarían del inframundo a reclamar su tierra. Una masacre. Ahora sí.

Fin…

(Maldito hijo de…)

No te quejes.

(No me dejan, me pagan poco)

Lo mismo digo.

Doble Fin…

SI HAS REIDO LEYENDO ESTA HISTORIA; ENTONCES HABRÉ LOGRADO MI OBJETIVO.

Giusseppe Pezzopane

6 comentarios:

J. Carlos Seguin Romero. dijo...

Este texto esta inspirado en Craig Ferguson.
Y dedicado a Darío Rocas Castañeda (perdoneme Lic, por haber olvidado su cumpleaños). ¿Quien se une al movimiento?

Anónimo dijo...

yo me uno al movimiento tienes mi apoyo caray espero este blog sea un éxito... Demos comienzo al proyecto endorfinas vamos a cambiar los rostros de la población mundial con tonterías. Atte. Cacho

Anónimo dijo...

Sr. Pezzopane:
Que historia!!, me has hecho reir increiblemente, GRACIAS!!
Que bueno que Craig Ferguson fue tu inspiracion, pero termina el libro para que sepas que pasa con Claudette y George.
Me uno a tu movimiento y espero poder ayudar con los videos.
Gracias de nuevo por hacerme reir jaja, (lo de la Depresion estuvo buenisimo) se que a Dario le hará tambien reir tu historia.

Atte. Rozz xD

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Claro que me rio!!
& bastantee...
Esta buenisimo el cuentoo.
asqueroso, sexoso, pero..
bueno, haha te lo juro,
que mi estomago me dolia de reir..
jajaja las Botargas un poco lOcas.. igual que tuu..
am.. me encantO *-*
atte. Lety* =D

Wally Perez dijo...

Este cuento está guarramente bueno. Te la rifaste. Los tamales ya no seran lo mismo.